viernes, 22 de septiembre de 2017

OTRA RUTA CAMINADA

La GR 15 discurre paralela al eje pirenaico y su tramo aragonés comienza en Pont de Suert y termina en el Vértice de Algaraieta, en Fago, sumando un total de 274 km. Hace 2 años fue acondicionada esta ruta, y yo he disfrutado de una pequeña parte de ella durante 3 días, con mi soledad acompañada por el sol, los bosques, los pueblos que componen el principio y fin de cada etapa, los animales que tuve la oportunidad de ver y los sonidos que escuché...en definitiva, nunca se está solo cuando uno se llena de naturaleza, en un espacio pequeño en el tiempo, 3 días, aunque grande, muy grande, si se suman las vivencias.

Así pues, mi punto de partida fue el pueblo de Broto, al que llegué desde Donostia en nada menos que 4 autobuses, y teniendo que pasar noche en Jaca...es lo que hay; desde Sabiñánigo parte un único autobús diario, a las 11 de la mañana, hacia Biescas, Gavín, Yésero...Torla y Broto, continuando hacia Fiscal, Boltaña y Ainsa, y vuelta. Después de mirar y mirar, no encontré forma de presentarme en Sabiñánigo antes de las 11 salvo pasando noche. Llegué a Broto el jueves a las 12 del mediodía, con toda la tarde por delante. Tomé un sendero que me llevó hasta Torla y vuelta, para hacer tiempo para comer y dirigirme al Albergue A Borda Felices, al que pondría un 10 en servicios y atención, totalmente recomendable.

Atardecer hacia Ordesa

Cascada de Sorrosal, en Broto

Ferrata de Sorrosal, junto a la cascada
El pronóstico de tiempo no era muy bueno, por lo que muy a mi pesar decidí que la etapa entre Broto y Biescas del día siguiente me la saltaría. Se trata de un recorrido exigente, de 26 km y un desnivel de 1200m. Atraviesa el Sobrepuerto, pasando por Oto, Yosa, Puerto de Yosa, descendiendo hasta el despoblado de Otal, Yésero, Gavín y llegada a Biescas, además, tuve un pequeño esguince que fue el punto que me hizo reflexionar sobre lo que iba a hacer. Tomé el bus que pasaba a las 15 h por Broto dirección Biescas. Allí pasé noche y, con muchas ganas de caminar, realicé la etapa Biescas Isín, resultando 24 km de bellos paisajes, y compartiendo con los pájaros, los árboles (pinos y robles sobre todo), las nubes y el viento mis momentos mágicos del día. El tobillo acaparaba mi atención en las bajadas, bastante cómodas en este día.
Comencé con bastante frío, unos 3 grados, por una pista junto al cuartel de la Guardia Civil, sintiendo en la cara el rocío de la mañana, bonita y azul. Silencio absoluto, nadie circula por estos lugares, la única persona que me crucé fue un chico corriendo con su perro al cabo de 2 horas de comenzar a caminar. El sendero está perfectamente señalizado, no siendo necesario el uso del GPS que llevaba, salvo en caso de niebla cerrada. Pronto llego al Barranco de Arás por pista, cerca de unos muros de contención. Luego se toma un sendero por bosque, entre pinos y robles, que conduce hasta Yosa de Sobremonte, bello y tranquilo pueblo. Continúo hasta Aso de Sobremonte por un camino entre huertas y pastos, encaminándome después hasta una pista más ancha que me dirige, paralela al barranco de Aso, hacia el Collado de Estachoplano (divisoria de los ríos Gállego y Aurín), en el que el viento helador, y unas preciosas y abiertas vistas hacia el Valle de Acumuer y la zona del Aspe y montañas cercanas  me reciben. Tengo que abrigarme ya que la temperatura es baja, acrecentada la sensación térmica por el viento, circunstancia que hace que no pare ni un segundo y comience la bajada hacia Acumuer, continuando hasta Isín. Antes, se podía hacer parada en este pequeño pueblo de Acumuer, pasando noche allí, pero actualmente no existe esa posibilidad, por lo que se debe continuar hasta Isín...en total fueron 25 km, no está mal

Dejo atrás el pueblo de Biescas 




Yosa de Sobremonte me recibe callado...




Vistas desde el Collado de Estachoplano


Al fondo, Peña Oroel

El Collado Estachoplano

Acumuer

Vistas desde mi habitación del Albergue de Isín
Enseguida me recibió en su gran albergue Dani, dejándome todo el edificio para mí sola...un poco de miedo ya daba estar allí, subiendo y bajando las escaleras, permaneciendo en esos comedores y habitaciones enormes, de varias camas. En fin, es temporada baja, y NADIE respiró por allí, aunque por la noche percibía mil ruidos a mi alrededor.
Tuve que madrugar un poco dado que iba a ser una etapa larga (27 km). Con el frio de la mañana me dispuse a comenzar la ruta, que va por pista en su mayor parte. Atravesando pinares hasta llegar a un collado con unas vistas maravillosas hacia la Partacúa, el collado de Collugané, con el Valle del Aurín a los pies. ¡Qué sensación llegar allí!, sola, todo lo que ocupaba mi vista era mío en ese momento, son sensaciones que me llenan, merece la pena caminar para encontrarse uno así, mientras pueda no dejaré de hacerlo. Además, tuve la suerte de ver un par de jabalíes escapando de mi presencia...
Continúo por pista en bajada, zigzagueando y cruzando por camino que la corta, hasta llegar a un lugar que me dejó con la boca abierta, el Despoblado de Larrosa. No sé qué tienen estos lugares que me dejan sin respiración. Atravesé sus desvencijadas calles no perdiendo detalle de cada hueco, comido por la vegetación, viendo la iglesia de San Bartolomé, erguida, dominando las paredes rotas de las casas que antaño rebosaban vida, ¡qué sitio!. Sigo, en ascenso, con el corazón palpitante recordando las imágenes de esta naturaleza que se apodera de todo, hasta rozar el Río Iguácel, ahora por pista, que se hace un poco larga. Llego al sitio donde se erige la Iglesia de Santa María de Iguácel, preciosa edificación, donde paré a beber agua de su fuente de tres caños, y a descansar picando algo. Me esperaba otra subida corta por bosque, recibiendo su sombra en un día ideal para caminar. Alcancé de nuevo otra pista que tras 2 km llegaba a otro collado, para descender siguiendo la vertiente izquierda del Barranco de San Juan, y vadeando en varios puntos el río, llegar a la Ermita de San Juan de Cenarbe, tras la que ya sólo queda alcanzar el viaducto del ferrocarril y más adelante llegar al río Aragón para adentrarnos en la parte alta de Castiello de Jaca. Han sido 7 horas...es momento de descanso y comida en Casa Pío para luego tomar el bus que baja de Astún y me deja en Jaca...Desde aquí de nuevo tomo el bus a Iruña y luego a Donostia.

Vistas desde el Collado de Collugané 


Ruinas despoblado de Larrosa



Caminando por sus calles desvencijadas


Preciosa Iglesia de San Bartolomé




Santa María de Iguácel

La Iglesia se queda abajo...

Preciosas sendas

Vadeando rios casi secos


Castiello de Jaca
"Tengo la costumbre de ir por los caminos mirando a la derecha y a la izquierda, y de vez en cuando mirando para atrás...Y lo que veo a cada instante es lo que nunca había visto antes, y me doy cuenta muy bien de ello...Sé sentir el pasmo esencial que siente un niño, si al nacer, de veras reparase en que nacía...Me siento nacido a cada instante a la eterna novedad del Mundo..." (fragmento de "El Guardador de Rebaños", Alberto Caeiro))