lunes, 29 de mayo de 2017

MOMENTOS PIRENAICOS

Ahora que mi deambular por la naturaleza es más lento, que los caminos en los que más paso las horas son senderos de bosques y prados, que miro todo con otros ojos, dejándome llevar respirando cada instante cada paisaje, ahora que descubro siempre algo bello en mis cortas salidas, empiezo a hacer un hueco en mi mochila para retomar citas pirenaicas. Hace tiempo que no nos acercamos por el Pirineo a realizar alguna travesía, y recordando momentos vividos, no pueden faltar las sensaciones que tuve en 2 de nuestras salidas. Mientras pueda, no dejaré de respirar también paisajes de cumbres rocosas, crestas aéreas, ibones, pedreras, collados empinados, en definitiva, esos paisajes con los que empecé a amar la naturaleza...

Faja de las Flores, Ordesa. Recuerdo agridulce...
Salimos un precioso día de julio desde Ordesa, donde un autobús nos dejó junto a una treintena de personas más a primera hora de la mañana. Fuimos los únicos que decidimos ir temprano hacia Cotatuero, y recorrer la Faja de las Flores. Las clavijas de Cotatuero nos despertaron después de caminar fresquitos en un día que se presentaba bastante caluroso. El lugar es impresionante, avanzando pegados a la roca con esa caída bajo nuestros pies. El encuentro con el circo de Cotatuero, maravilloso. Estaba plagado de lirios junto a unas cascadas que nos refrescaron la mañana. Fuimos caminando por la Faja admirando la colección de flores que tapizaban la hierba y salían por todas partes...hasta que escuchamos el ruido de un galope. Teníamos miedo de que lo que fuera que se aproximara hacia nosotros pos aquél estrecho sendero acabara precipitándose al vacío, al ser asustado por nuestra repentina presencia, así que optamos por pegarnos todo lo posible a la roca y no movernos. Allí aparecieron huyendo de algo despavoridos, 2 sarrios, una cría y su madre...Enseguida nos dimos cuenta de que huían del ruido, de esos sonidos tan ajenos a ellos, de gente como nosotros. Pasaron casi rozándonos y continuaron hacia Cotatuero, me imagino que allí puede que se encontraran con otros, transformándose su escapada en una emboscadas, o no... Llegamos hasta el extremo de la Faja y descendimos por Carriata entre una marea de gente. Bajamos a Ordesa cuando más lío había, y mi pensamiento se quedó arriba, con esa pareja de sarrios que, una vez más, habían conocido lo que es el estrés, esa palabra creada por el hombre.





Solos...







Gran Facha. Cuando un mal día te lleva a pensar ciertas cosas...
Madrugamos mucho, apenas había luz aquella mañana de agosto. Con nuestras frontales comenzamos a subir desde el Balneario de Panticosa hacia el Refugio de Bachimaña junto al lago, caminando por cuya orilla ya el sol comenzaba a calentarnos tímidamente. La espectacular cresta que se presentó ante nuestros ojos más tarde, cuando transitábamos junto a los Ibones de Pecicos, me atrajo desde el primer momento. Ya llevábamos bastante desnivel en nuestras cansadas piernas cuando comenzamos a trepar por la monumental pedrera que accedía al Collado Sur de la Gran Facha...y no iba, ya no iba...Comencé a protestar contra todo mientras mi compañero se iba perdiendo allá arriba. Era incapaz de volver a contactar visualmente con él en un continuo "pisar y para atrás" que me estaba descolocando totalmente. Mirase donde mirase no veía más que piedra, desnivel, altura imposible... y allá arriba, desafiante, la mole rocosa que me esperaba y a la que llegué a ver como un enemigo, porque sí, porque sólo quería alcanzarla, aquella montaña a la que tiempo atrás no logré subir en 2 ocasiones...Tardé bastante en llegar hasta el collado cargando con toda una serie de juramentos guardados muy dentro...Luego, esa montaña contra la que tanto malo tenía dentro, se desplegó preciosa frente a mí, me mostró su cresta hasta su cima por la que fui avanzando sin ningún problema, brindándome el mejor de sus regalos, sus momentos irrepetibles...
La naturaleza está ahí, somos nosotros los que cambiamos, a mal, tanto, que no vemos lo auténtico.

Precioso entorno Refugio y Lago Bachimaña


Impotencia...¿contra qué dirijo mi furia?


Recorro la cresta sin pensar ya en nada...admirando todo...

Los Picos del Infierno

Cima de la Gran Facha 

Al fondo Lago Respomuso, Balaitus y Midi D'Ossau, belleza...
Añado una frase de José Saramago, viene muy bien para reflexionar sobre estas experiencias y muchas vividas en la montaña:

"Acostumbro a decir que entre la montaña que veo en la lejanía y la piedra que tengo en la mano, prefiero la piedra. Para mí, eso significa que la naturaleza no es un simple paisaje que se presenta ante mis ojos, sino una suerte de comunión con todo lo mineral, lo vegetal, lo animal que me rodea. Una comunión que pasa por todos mis sentidos, hasta el extremo de que tengo a menudo la conciencia de hallarme no en el exterior, sino en el interior. Mientras observo la naturaleza, siento que ella me observa a mí"   



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